Editorial-
EL PREGONERO DEL
DARIÉN- JUNIO-2018 (Urabá-Colombia)
El 17 de junio se reescribe
nuestra historia
Nos hemos devuelto a las gestas
emancipadoras, o rompemos las cadenas del odio y la mentira y avanzamos en la construcción
de una patria real e incluyente o ya verán los grillos y las cadenas que nos
esperan.
Políticamente las sociedades del
mundo avanzan, mientras que la nuestra retrocede y se revuelca en el más
indigno y cruel analfabetismo político, en el cual los dueños del país han
sumido a la gran mayoría de ciudadanos. Esos que votan, eligen y reeligen a sus
verdugos.
Ese es el gran miedo de los
poderosos dueños de la tierra, de los medios de producción, de los medios de
comunicación, de todo lo que se mueve en Colombia, que la educación llegue al
grueso de la población incluyendo su fuerza pública, aunque esto le incomode a
muchos.
Mucho miedo a un país educado y
es que ese país, no volverá a votar por sus verdugos, por quienes los han
privado históricamente de sus derechos a una vivienda digna, de unos servicios
públicos pagables, de la tierra del crédito decente, de un medio ambiente sano,
de una salud humana, y por eso hoy ven la propuesta de una educación gratuita
como el mismo demonio, la satanizan, la llaman populismo, porque ellos más que
nadie conocen el poder de la educación, de esa herramienta que sin disparar un
solo tiro los sacará del poder.
Ecuador y Perú nos dan lecciones
de madurez política y no son regímenes de izquierda para azuzar el odio como en
Colombia, donde es más delito ser de izquierda que ladrón, en España tambalea
el régimen de Mariano Rajoy y nosotros arrodillados al delito, al crimen, al
despojo, al asesinato selectivo de nuestros líderes sociales e inocentes
labriegos a quienes hacen pasar como delincuentes para justificar sus muertes.
No hay duda que al nacer en una
jaula se cree que volar es un crimen, este 17 de junio nuevamente van los
Colombianos a las urnas, con dos únicas opciones en el tarjetón, poder volar o
seguir en la jaula, brindarle un nuevo amanecer al país, a los hijos, una
esperanza de cambio, pasar la página de la historia y comenzar la
reconstrucción de un país más justo, más de los Colombianos, romper las cadenas
de 200 años de oprobio, de una corrupción desmedida que enriqueció a una clase
poderosa y privilegiada por el delito impune; seguir por el mismo camino con
los ojos vendados por la ignorancia, continuar transitando por las cavernas de
dirigentes que se mueven todavía por el Medioevo, excluyendo y criminalizando a
sus oponentes.
Este es el triste destino que le
toca vivir a esta Colombia Amarga como diría Germán Castro, esos 9.800.000 mil
votos que en primera vuelta le dijeron no al continuismo, si a una patria
digna, que le propinaron el más duro golpe al bipartidismo, al Frente Nacional
en toda su historia, son los llamados a escribir la nueva página del país. Esos
valientes ciudadanos ya se atrevieron, se deben multiplicar y tocarle el
corazón a esa franja inamovible de abstencionistas, para que ayuden en el momento
en que la patria más los necesita, la juventud en masa debe acudir, junto a los
excluidos a remontar esa cifra, porque como lo aseguró Luís Carlos Galán, “es
ahora o nunca”, una vez los dueños del país en el poder, no lo entregarán en
las próximas dos décadas y el sueño de esos millones de colombianos nuevamente
se verá frustrado.
Falta poco, un esfuerzo más para
decirle pacíficamente a estos señores que vendrá una nueva forma de gobernar,
civilizada y pluralista, donde el ciudadano de a pie será el actor principal. No
olvidemos que con un resultado adverso, el poder se concentrará en un solo
ciudadano, el legislativo, las altas Cortes, la retaliación y la venganza
contra quienes se han atrevido a proponer algo distinto será implacable, volver
a la guerra, al despojo de tierras, las cruzadas, la persecución sin cuartel a
los periodistas libres, a los crímenes masivos de colombianos para mostrarlos
como criminales. Si bien el panorama es obscuro y sombrío, le corresponde a la
mayoría de los colombianos que son gente
buena y trabajadora aclararlo y brindarle ese nuevo amanecer a las nuevas
generaciones.
Entonces, allí estarán los que
invocan sus derechos y los que invocan el continuismo como en las batallas
épicas para liberarnos del yugo español. La cita es muy temprano este 17 de
junio en las urnas, no hay ni habrá otro camino.
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