Colombia: Al César lo que es del César.
Por: Tony López R.
Hay un viejo dicho
que reza: “Al César lo que es del
César”, y el lector seguramente se preguntará, a que viene ese dicho, pues nada
más y nada menos que este columnista atento a las noticias que se publican en
Colombia, ha quedado sorprendido con recientes declaraciones del nuevo Comandante
en Jefe del Ejército colombiano
insistiendo en afirmar, en privado y en público que la guerrilla de las FARC-EP
dialogó y pactó porque “el ejército los
tenía derrotado militarmente”.
Además de falsa, es una versión que ofende, no solo por la
falacia que se comete, sino por el mensaje que se envía a una población
severamente sometida durante más de cincuenta años a una campaña mediática contra el movimiento revolucionario
colombiano, en este caso de las FARC-EP
creando en el imaginario de la opinión publica la idea de la derrota militar y no la voluntad
política de unas fuerzas revolucionarias que durante medio siglo se alzaron en
armas contra el sistema y ante la imposibilidad de lograr el poder por la vía
armada decidieron a propuesta del Gobierno de Juan Manuel Santos iniciar una
negociación que los condujera a una paz estable y duradera.
La idea de la insurgencia
de dialogar, no es de hoy, no porque este derrotada, si repasamos la historia más reciente, de los
últimos treinta años, debe saberse que en 1984 durante el gobierno conservador
de Belisario Betancourt las FARC-EP
inicio un proceso y se llegaron a los Acuerdos de La Uribe. Y que sucedió con la Unión Patriótica, movimiento
político surgido al calor de aquellos acuerdos,
sus principales líderes y miembros fueron
exterminado por sectores de la fuerza pública apoyados por la derecha
oligárquica, cerca de cinco mil muertos
de esa organización, incluyendo la de dos candidatos presidenciales de la UP y
un tercero el comandante del M-19 Carlos
Pizarro Leongómez, asesinado luego de la firma de los Acuerdos con AD-M19,
en el gobierno de César Gaviria en la década del 90.
Los diálogos de paz iniciado por el presidente Andrés Pastrana Arango, (1998-2002) con las
FARC-EP y el ELN, también fracasaron, no por responsabilidad de la guerrilla,
la duda y la desconfianza de la insurgencia
comenzó, cuando Pastrana pacta
con Estados Unidos un Plan Militar, bajo la cobertura y la fachada de la lucha
contra el narcotráfico, cuando realmente se trataba de un plan contrainsurgente,
el conocido Plan Colombia. Así lo atestiguan las famosas operaciones militares
contra ambas fuerzas guerrillera, como lo fueron la Operación Bolívar en el sur
del departamento Bolívar contra el ELN,
operaciones donde se usaron fuerzas combinadas del paramilitarismo bajo las
ordenes de Carlos Castaño y del Ejército bajo el mando del ya fallecido General,
Orlando Martin Carreño y en el sur del país con las operaciones Gato Negro y el
Plan Patriota, este último con un importante apoyo del Comando Sur ya bajo el
gobierno de Álvaro Uribe Vélez,(2002-2010) quien además aprobó el
establecimiento de 7 o más bases militares estadounidense en territorio
colombiano, cercenando de ese modo la
independencia y soberanía de su país.
La guerrilla y esto lo
sabe perfectamente el establecimiento y sus Fuerzas Militares, no fue quien
comenzó está guerra que tiene cerca de 70 años, pues sus primeros disparos que dio inicio a este conflicto, fue cuando se
descargaron aquellas balas asesinas en el cuerpo del prestigioso líder liberal
y antimperialista Jorge Eliecer Gaitán el 9 de abril de 1948 en Bogotá. Gaitán cuya
conducta revolucionaria le llevaría a buscarse la enemistad del imperio y de la
rabiosa y primitiva oligarquía colombiana, era un estorbo para profundizar el
modelo económico capitalista y fue su ejemplo y sangre generosa la que señaló
el camino de luchar por una sociedad mejor para su pueblo.
El discurso de
Gaitán cuando la marcha del silencio en
la Plaza Bolívar, conocido como la Oración por la Paz, tenía un alto contenido
patriótico, por la paz, pero de grandes principios éticos, morales y revolucionario. Es a partir de ese crimen, que el modelo
capitalista y monopólico apoyado por Estados Unidos como principal
beneficiario se comienza a profundizar
en Colombia, también el descontento y la historia reconoce la formación de las
guerrillas liberales y comunistas. Mucho después en la década del cincuenta la
insurgencia liberal de los llanos orientales, cuyos líderes fueron traicionados y asesinados, como sucedió con Guadalupe Salcedo.
No ha sido solo el tema
de la tierra el factor que generó la
formación de la guerrilla en la década del 60, continuadora en esencia de las
anteriores, porque el alzamiento y formación del movimiento guerrillero
revolucionario en Colombia ha sido originado por las grandes desigualdades de
un régimen que responde a los intereses del gran capital, ha sido el Estado con
sus políticas excluyente, abusiva y discriminatoria el que ha impuesto un
modelo económico, político y social, que tiene hoy sumido en la pobreza a más
de 30 millones de colombianos, de ellos cerca de 6 millones en la indigencia,
con un alto nivel analfabetismo, insalubridad, plagados de enfermedades
curables y que mueren porque el Estado no es capaz de garantizar una salud
gratuita para ellos.
La salud y la educación
están en manos privadas cuyos dueños se enriquecen a costa de la desventura de
sus conciudadanos. Mientras que el déficit habitacional es elevadísimo, los
campesinos medios y pobres prácticamente arruinado porque las trasnacionales no
le dan margen competitivo, el capital
financiero crece a costa de las clases menos favorecidas y la clase media vive
prácticamente al vaivén de cómo funciona el mercado, el desempleo es galopante
y esa realmente ha sido durante estos últimos cincuenta años los problemas que
conllevaron a la formación del movimiento guerrillero cuyo objetivo era
promover cambios estructurales profundos
en el país, que permitiera una sociedad con justicia social.
Las declaraciones del
jefe castrense no contribuyen a crear un clima en favor de la paz, él mejor que
nadie sabe, que con cerca de medio millón de hombres que hoy conforman las FF.
MM, nunca pudieron vencer a la guerrilla, siendo estas más pequeña, un ejército
guerrillero de 10 a 11 mil hombres y
mujeres frente a medio millón poderosamente armados, con helicópteros,
aviación, grupos especiales de combate
en la jungla, con un buen servicio de
inteligencia. Apoyo logístico, de
inteligencia y de dirección operativa del Comando Sur de los Estados Unidos, durante
el llamado Plan Patriota entre el 2003/04 cuyo teatro de operaciones ocupó
cerca de cinco departamentos en el sur del país, bajo el paragua del Plan
Colombia y no pudieron derrotar ni apresar a un
solo e importante jefe
guerrillero, con esas realidades a quien
se le ocurre decir que la guerrilla fue derrotada.
Como explicar la denuncia publicada en la revista Semana del director para las Américas de Human
Rights Watch, José Miguel Vivanco, donde señala “que entre el año 2002 al 2010 se reportaron al menos 3000 muertes por parte
de la fuerza pública denominadas ejecuciones extrajudiciales o falsos positivos”. Ninguno de esos muertos eran guerrilleros,
sino inocentes jóvenes de zonas campesinas detenidos, asesinados y vestidos con uniformes
e insignias que los identificaban como guerrilleros. Por cada baja que presentaban las unidades militares,
reciban condecoraciones y premios en efectivo. ¿Será que se toma en cuenta esas
bajas para considerar que la guerrilla
estaba derrotada?....
Hay que decir que
fue esa guerrilla la que extendió el ramo de olivo y no por estar
derrotada, sino precisamente por buscar una solución que elimine los males
sociales, las muertes y el luto en las familias, la guerra entre hermanos, ha
sido generosa y tal vez ingenua en dar credibilidad a un sistema, un Estado y
un Gobierno que no tiene la menor intención de cumplir con todo lo prometido y esa es la realidad a la que estamos asistiendo. General,
cuando un Gobierno tiene que sentarse casi cerca de cinco años en una
Mesa de Dialogo para negociar, no es que el adversario esté derrotado: Al César
lo que es del César.
(*) Periodista, politólogo y Analista
Internacional.
La Habana 22 de diciembre del 2017.
Exclusivo para el Diario
Por Esto. Mérida. Méjico.
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