jueves, 16 de junio de 2016

Declaración Política de la Conferencia del Comité Distrital del Partido Comunista Colombiano PCC - “Mario Upegui Hurtado”

POR UNA BOGOTÁ PARA LA PAZ ORGANICEMOS Y UNAMOS LAS LUCHAS URBANAS AL CALOR DE LA REORGANIZACIÓN Y RENOVACIÓN DEL PARTIDO

(Declaración Política de la Conferencia del Comité Distrital del PCC - “Mario Upegui Hurtado” Bogotá, 29 de mayo 2016)

Inspirados en la experiencia, consecuencia política, contenido democrático y revolucionario de las resistencias del pueblo colombiano por un Nuevo País en paz y con justicia social en un momento crucial del proceso de paz en curso, se desarrolló y culminó con éxito durante los días 27 al 29 de mayo, en la ciudad de Bogotá, la Conferencia del Comité Distrital “Mario Upegui Hurtado” del Partido Comunista Colombiano.

Como resultado de sus deliberaciones, balances y orientaciones la Conferencia Comunista de la capital de la república declara:

1- La humanidad afronta con mayor severidad las consecuencias sociales, económicas, ambientales, culturales y políticas de un nuevo momento de la crisis capitalista. Todas las cifras constatan escandalosos niveles de desigualdad social y de ilegitimidad de la democracia como resultado de la concentración de la riqueza y los privilegios en una ínfima minoría y de la expansión de la pobreza, la miseria y la exclusión en la gran mayoría de la población. El afán de acumulación desaforada de capital basada en la súper-explotación del trabajo, el desempleo, la informalización laboral, el saqueo de los pueblos y el uso destructivo de las nuevas tecnologías, no sólo explica el cambio climático creciente que amenaza la supervivencia de la especie humana en el planeta tierra sino que alimenta las guerras, la xenofobia, los extremismos de diversa índole y las propuestas ultraconservadoras con las cuales aún se busca superar la crisis capitalista y mantener y conquistar el poder político en diversos países.

2- Los países del sur global representan territorios con importantes recursos naturales estratégicos y sus pueblos han opuesto al poder del capital una resistencia social y política que pretende ser desplazada y sometida, particularmente en América Latina, por una nueva ofensiva del imperialismo estadounidense. La denuncia de esta estrategia en contra de los gobiernos democráticos y progresistas de la región, y el apoyo a los procesos alternativos de integración y la solidaridad con los pueblos árabes, europeos y latinoamericanos, se constituye en una de nuestras prioridades. En especial, asumiremos con renovado vigor la solidaridad con la Revolución Cubana, con la Venezuela chavista y con los procesos políticos progresistas en Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia, Uruguay, El Salvador y Nicaragua. La defensa de otro mundo posible, democrático, soberano y socialista, mantiene y acrecienta su vigencia.

3- En nuestro país el bloque de poder dominante persiste en su estrategia de recomposición antidemocrática para asegurar la continuidad del modelo de desarrollo y de gobierno con énfasis en la profundización del proceso de producción y reproducción de la desigualdad social y de transnacionalización y desnacionalización de la economía. Así lo constatan los planes de  gobierno y sus principales decisiones que mantienen intacta la orientación neoliberal de las estrategias de crecimiento económico, las medidas de liberalización de los intercambios, el carácter regresivo de las políticas tributarias, la mercantilización de los derechos sociales y el enfoque de explotación intensiva de los recursos naturales del territorio mediante grandes proyectos minero-energéticos y agroindustriales, entre otras medidas que atentan contra el bienestar y la calidad de vida de la población, la producción nacional, el marginamiento de la economía campesina y la preservación del ambiente.

4- En el campo político se perfeccionan medidas de carácter autoritario y represivo contra el movimiento popular y social como la ley de seguridad ciudadana, el uso creciente e indiscriminado del criminal ESMAD, y varias otras contenidas en el proyecto de reforma al código nacional de policía. A esta orientación del gobierno de Juan Manuel Santos y del régimen represor prevaleciente se enfrentan a escala nacional las movilizaciones de los trabajadores, el magisterio, los campesinos, las etnias, la juventud universitaria y en general el movimiento popular. Jornadas y expresiones de inconformidad que se despliegan en contra del antidemocrático poder económico y político dominante y que deben ser respaldadas y fortalecidas como parte de un proceso creciente de ampliación y diversificación de las resistencias y luchas unitarias hacia un gran paro cívico nacional.

5- El proceso de paz con las FARC-EP, que se encuentra en una etapa decisiva, y el inicio de diálogos con el ELN, no pueden interpretarse como simples concesiones del régimen, o hechos al margen de las luchas sociales y políticas del movimiento popular. La posible firma de un acuerdo de paz y el inicio de procesos de negociación no solo representan una conquista de la resistencia armada del pueblo en contra de la extrema derecha y el militarismo que han apostado por la guerra total como solución final del conflicto, sino también una conquista de un amplio y diverso movimiento civilista de sectores democráticos de la sociedad, a nivel nacional e internacional, comprometido con la vía de la negociación política y los cambios democráticos en el país. Un acuerdo de paz estable y duradera con todas las guerrillas se constituiría en un hecho histórico de gran trascendencia y posibilidades para la lucha democrática y revolucionaria en el país. La conferencia se pronuncia a favor de redoblar los esfuerzos por una salida política negociada y en particular por contribuir en la ciudad capital a materializar un gran movimiento de pedagogía y apoyo al proceso de paz, su refrendación popular y su implementación.

6- En el Distrito Capital el actual gobierno de Enrique Peñalosa representa un serio retroceso económico, social, político, ambiental y cultural para las fuerzas democráticas y los intereses mayoritarios de los sectores populares. Su alianza con los sectores del gran capital financiero, inmobiliario, de los servicios y del transporte retoma con fuerza la implementación del modelo de ciudad mercancía basado en la expansión hacia la periferia, la renovación urbana, la construcción de infraestructura y diversos modos de privatización de las empresas y servicios públicos como estrategias a favor del crecimiento del capital y sus negocios. Las conquistas sociales logradas durante los gobiernos alternativos en los últimos doce años pasan a un segundo plano o son desmanteladas; la política ambiental de ordenamiento del territorio alrededor del agua se subordina a la implementación de grandes megaproyectos y a la subsunción de la sabana, cerros, humedales y biodiversidad a la lógica depredadora de crecimiento expansivo de la ciudad; la posibilidad cierta del metro como eje articulador del sistema integral de transporte masivo desaparece y se somete a Transmilenio como eje estructurador del transporte y desarrollo vial de la ciudad; y la política cultural se vuelve elitista y orientada a crear subjetividades disciplinadas en la lógica neoliberal y de sacralización del  capital. En este propósito lo acompañan las bancadas de los partidos tradicionales Liberal y Conservador, Cambio Radical, Centro Democrático, Partido de la U y Verde que, desde el Concejo de la Ciudad, han venido avalando sus anuncios y aprobando a espaldas de la ciudadanía el mal llamado Plan de Desarrollo, la privatización de ETB, la fusión organizacional de hospitales públicos, las estrategias de privatización con especial énfasis en las alianzas público-privadas, el recorte del gasto público social y de los derechos sociales y laborales, la afectación al ambiente y, en general, un ordenamiento socio-espacial excluyente ligado a los intereses del capital. Esta alianza política para nada garantiza el uso transparente de los dineros públicos, ni mucho menos el respeto a la diversidad y a las libertades democráticas.

7- El nuevo gobierno de la ciudad se encuentra a espaldas del proceso de paz y, conforme a sus principales pilares políticos, no se puede esperar de él ningún compromiso real de apoyo para su difusión, concientización ciudadana, refrendación e implementación. Aun así, el movimiento popular no puede renunciar a reclamar el derecho constitucional a la paz y el apoyo que, para tal fin, todas las instituciones deben prestar a la misma. La idea de Bogotá Capital de la Paz no debe ser sólo una consigna coyuntural atada exclusivamente a los acuerdos y su refrendación, debe ser un dispositivo de avivamiento de la conciencia y movilización ciudadana sobre los límites y beneficios de los mismos para materializar el derecho a la ciudad, a la participación política, a la oposición social y política, a la deliberación pública y a la ampliación de las luchas sociales y políticas para asumir la construcción de la paz como un proceso de cambios democráticos y de profundización de la justicia social.

8- Como Partido Comunista reafirmamos la orientación de luchar por una Ciudad Democrática y Humanizada y, como tal, continuaremos, ampliaremos y profundizaremos la labor de organización, resistencia y oposición social y política a las medidas del nuevo gobierno de la ciudad en perspectiva del paro cívico, de la revocatoria del mandato de Peñalosa y del proceso constituyente por el derecho a la ciudad y a la paz. En esta misma dirección manifestamos nuestro compromiso y disposición para contribuir a un proceso unitario con todas las organizaciones sociales y políticas, de izquierda y democráticas, a nivel distrital y local, en la dirección de un gran Frente Amplio y un nuevo gobierno para la democratización de la ciudad, la defensa y construcción de la paz. El PCC reafirma su identidad y compromiso con la Unión Patriótica de cara a su VI Congreso e igualmente busca reforzar y cualificar su trabajo en Marcha Patriótica defendiendo la idea de avanzar progresivamente en un proceso de unidad de acción y alianzas programáticas y políticas de mediano y largo plazo.

9. La Conferencia constató la vigencia y la necesidad del Partido Comunista como destacamento histórico y de masas, estrechamente vinculado a la dirección y apoyo de las luchas del pueblo de la capital de la república, por sus derechos y sus aspiraciones por la transformación democrática y revolucionaria de la sociedad. También verificó las dificultades por las que atraviesa el partido para desempeñar acertada y efectivamente su papel en este momento crucial de la historia de Colombia y de la ciudad. En consecuencia, llama a su militancia a fortalecer su papel político, ideológico, organizador y movilizador de las luchas populares; a la reorganización y cualificación de sus estructuras, organismos de dirección y células; a revigorizar el papel de las células en la conducción de la lucha popular, el estudio de las realidades de sus frentes de trabajo, la generación de capacidades políticas, organizativas e ideológicas de sus integrantes, y a profundizar su crecimiento al calor de las luchas sociales y políticas en las que deben estar comprometidas; a la renovación de los métodos y procedimientos de planificación del trabajo; a promover el trabajo colectivo y en equipo de su militancia de base y de sus instancias directivas; a propiciar la rendición de cuentas a la militancia y a las organizaciones sociales en que participemos; a incentivar el crecimiento y construcción del partido incorporando a sus filas a los hijos de la clase trabajadora, niños y niñas, jóvenes, mujeres, diversidades sexuales, de género y étnicas, intelectuales y capas medias; en fin, a convertir al partido en ejemplo de democracia, transparencia y consecuencia revolucionaria ante el pueblo bogotano.

10. Asumimos las orientaciones de la conferencia, así como los desafíos en este nuevo periodo marcado por incertidumbres, como una oportunidad para fortalecer la unidad de los comunistas y de la izquierda y posicionar el partido en medio de las amenazas que deberemos sortear cualificando y acrecentando nuestras filas y superando nuestras debilidades. La  conferencia saluda con efusividad solidaria a las y los prisioneros políticos y de guerra sometidos a tratos y condiciones indignas de vida y resalta su temple y consecuencia revolucionaria. Así mismo saluda a las víctimas de la violencia, en especial condena las acciones del criminal ESMAD, entre ellas el asesinato del estudiante Miguel Ángel Barbosa en el proceso de lucha ejemplar por la democratización de la Universidad Distrital, y los de los compañeros indígenas Willington Quibarecama, Gersain Cerón y Marco Aurelio Díaz en las movilizaciones recientes de la victoriosa Minga Indígena, campesina y popular. Con renovada confianza en el porvenir de Bogotá  y de Colombia invitamos a todos y todas a contribuir desde sus experiencias, posibilidades e iniciativas a unirnos en la lucha por la paz, la democracia y el socialismo.

¡Viva el Pueblo Bogotano! ¡Viva el Partido Comunista!

¡Viva la Paz con Justicia Social!


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