viernes, 21 de mayo de 2021

SAN LUIS

Por: Mariano José Guerra Díaz* Elkin Chalarca, quien estudió conmigo en el programa de Derecho de la Universidad de Antioquia, cuando leyó en la cartelera pegada a la pared, la lista de estudiantes que se ofrecían a realizar su práctica rural en algunos municipios del departamento, donde nuestra universidad diligentemente llegaba a brindar acompañamiento a la población, observó que al frente del suyo solo aparecía su nombre. Su sonrisa desapareció y un gesto de angustia y desesperanza fue la noticia que presagiaba que su municipio ya no sería más un punto de práctica de estudiantes de últimos semestres del alma mater. Lo vi caminar rápido hacia la oficina del Consultorio Jurídico de la facultad, lo seguí y escuché que Miguel Ángel, el profe responsable del mismo le decía que nadie distinto a él se había inscrito y que con un estudiante no era posible seguir en ese municipio, que podía hablar con alguien, que tenía hasta el día de mañana para lograr al menos uno más, de lo contrario sería cerrado el programa en su terruño. Al día siguiente lo busqué y le dije, “oye, ya conseguiste alguien más para tu pueblo”, me dijo “no marica, nada, ¿te apuntas?”. Y en una mesa de los pasillos de la facultad en una conversación con tinto abordo conocí a San Luis. Fueron varios los fines de semanas que pasé en medio de asesorías, acompañamientos al Juzgado y presentación de demandas a favor de muchos pobladores en ese municipio del lejano Oriente antioqueño. Y ya al final del año rural, para nuestro último viaje, el 11 de diciembre de 1999, viajamos en un bus urbano que salió de la Terminal del Norte, acompañado por el Profe Miguel Ángel, quien iba agradecerle a la gente que nos hospedó y acogió y para informar que la UdeA seguiría en ese pueblo. De pronto, quince minutos después de bajarnos del bus, y aun en el parque del municipio, cuando nos dirigíamos al hotel, una tabla gruesa y larga cayó plena a escasos pasos de nosotros en medio de un estruendo fuerte y pavoroso, seguido de ráfagas de fúsil y otras armas largas. Las FARC-EP se había tomado al pueblo. 1. Quedamos en medio del fuego cruzado. Yo tirado al lado de alguien que disparaba al comando de la Policía, quien me dijo, “ve pelao, corra para ese lado”. Y en medio de mi carrera sentí la Colombia que se debatía en el horror de la guerra, en medio de un conflicto interno armado, como fruto de las grandes desigualdades socioeconómicas y políticas. Efectivamente la guerrilla de las Farc-EP, ese día terminó por destruir, la alcaldía municipal, el banco Agrario, la registraduría y el comando de policía, entre otras construcciones en el marco del parque principal de la población. Mientras las pipetas de gas eran utilizadas como armas no convencionales en medio de una guerra fratricida, morían ocho miembros de la policía, el personero municipal y una mujer embarazada que fungía como directora de la Umata. La guerrilla se llevó consigo a cinco agentes de policía que dos años después lograrían la libertad en Santa Ana, del municipio de Granada, también Oriente antioqueño, como fruto de acuerdos entre el gobierno central y la guerrilla. Ese año de 1999, fue testigo de los diálogos entre el gobierno de Andrés Pastrana Arango y las FARC-EP, con los que se intentaban superar el conflicto interno armado, a través de una salida política y negociada del mismo y para lo cual se dispuso: negociar en medio de la guerra; en la facilitación de una zona de distención de 42 kilómetros en los que no hubo presencia militar distinta del de la guerrilla; de la negociación e implementación del Plan Colombia y la puesta en marcha un proceso de modernización profundo en la Fuerza Militar2. También se recuerda este año, como el de la soledad del presidente en medio de la guerrillerada, cuando asistió a instalar dichos diálogos, y la silla de al lado desocupada estaba por la no presencia del máximo comandante de la insurgencia, Manuel Marulanda Vélez, la silla vacía es el recuerdo perenne en la memoria del hijo de Misael. San Luis, nos debe reafirmar en la necesidad de la permanente búsqueda de la Paz, la defensa de los Derechos Humanos y la democracia, por lo que es imperativo exigir denodadamente el cumplimiento del Acuerdo de La Habana, en tanto superar orgánicamente la estructura de las instituciones colombianas, que soportan a un pueblo que hoy se debate en medio de la más profunda desigualdad social, económica y política. Esto que se ha recorrido, que ha vivido el país, ha sido objeto de análisis con distintas lecturas por parte de la intelectualidad y la academia, hasta (por supuesto) con posturas reformistas, tales que acogen el cuento de la “cultura política” como forma de estudio histórico de las sociedades solo para llamar a la conciliación y dejar a un lado la lucha de clases cuando de lo que se trata, es precisamente de ella, de la recomposición de la sociedad por la libertad, la autonomía y la igualdad. Así entonces, papel fundamental deben jugar quienes desde esos espacios del pensamiento han de alinearse a favor de los cambios sustanciales, estructurales y no quedarse solo en criticar el uso de la violencia como recurso político de los grupos insurgentes y paramilitares, así como su uso ilegítimo por parte del Estado, tal cual lo aseveran Iván Garzón Vallejo y Andrés Felipe Agudelo. 3. San Luis, sigue siendo un referente de lucha y compromiso personal por la vida, la defensa de los Derechos Humanos y la conquista por la paz y la democracia y eso fue un acuerdo que asumimos Elkin, Miguel y yo, cuando nos reencontramos al día siguiente, pues cada uno habíamos tomado escondidijo por separado. * Abogado, especialista en, Derecho Procesal y en Gestión Humana, estudiante de Maestría en Educación y Derechos Humanos de la Unaula – Medellín. 1 https://www.eltiempo.com/colombia/medellin/toma-de-san-luis-antioquia-conmemoracion-de aniversario-554092 2 Ríos, Jerónimo. Del Caguán a La Habana. Los diálogos de paz con las FARC en Colombia: una cuestión de correlación de fuerzas, Revista de Estudios en Seguridad Internacional, Vol. 1, No. 1, pag. 64, Granada, España, 2015 3 Garzón, V. Iván y Agudelo, Andrés F. La batalla por la narrativa: intelectuales y conflicto armado en Colombia. Revista de Estudios Sociales, pag 54, Bogotá

martes, 20 de abril de 2021

En Santa Marta exigen esclarecer nuevo crímen contra el partido UP.

Por: Hernan Durango. El fin de semana en la Ciudad de Santa Marta fue vilmente asesinado el compañero Francisco Giacometto Gómez, el cuerpo de "Yaco" como cariñosamente se le conocía en el partido de izquierda a este connotado líder social, apareció sin vida en la casa donde residía. De inmediato se produjeron pronunciamientos de repudio y la exigencia a las autoridades para que aclaren este suceso y se castigue a los autores. "Conocí a Giacometto desde muy joven en Santa Marta, líder popular siempre, y militante de la Unión patriótica ha sido asesinado. En el gobierno de Duque, por su indiferencia, han extendido el genocidio a la Unión Patriótica" escribió Gustavo Petro Urrego, Senador de la República y aspirante presidencial, máximo dirigente de la coalición Colombia Humana- Unión Patriótica UP. El Gobernador del Magdalena, Carlos Caicedo, a través de sus redes sociales condenó el crimen del fundador y militante del partido político Unión Patriótica, Franciso Giacometto y anunció el ofrecimiento de la suma de 30 millones de pesos como recompensa para quien de informaciones sobre autores materiales. Gabriel Becerra, de la dirección nacional de la UP, se pronunció: "Hace unas semanas en uno de nuestros viajes conversamos con Yako sobre el regreso a su ciudad natal, Santa Marta, no sabía que había decidido salir de la nevera, nos alegramos de vernos y se sumó a la reunión del Partido y la UP muy entusiasmado, reafirmó su compromiso con el Semanario Voz y con el aumento de su difusión en la ciudad, contó historias, se reía de las aventuras de su vida, de su paso por Bogotá, intervino y animó con vehemencia a las nuevas generaciones. Nunca lo ví renunciar a sus ideas. Al final, antes del sancocho que compartimos en el centro comunitario La Magdalena sacó de su mochila dos periódicos y decidimos tomarnos la foto, nos dimos el hasta luego. Sería nuestro último encuentro. Era un quijote! Esta mañana nos despiertan con la noticia trágica de su asesinato. Su crimen no puede quedar en la impunidad, Yako era un hombre bueno, humilde, revolucionario, padre, exigimos justicia y que cese esta horrible noche de violencia que nos impide ver morir de viejos a muchos de nuestros amigos. A su familia, a los amigos de todos los lugares que lo conocieron , al Partido y a la UP un abrazo, mantengamos viva la memoria de Yako". Por su lado, la dirección departamental de la UP en el Magdalena mediante comunicado condenó de manera enérgica el cruel asesinato de nuestro compañero FRANCISCO GIACOMETTO, ocurrido en la ciudad de Santa Marta este fin de semana del 18 de abril del 2021. "Nuestro camarada este último tiempo se trasladó hacia esta, su ciudad natal, para aportar en la lucha por la justicia social y la consolidación del cambio, desde su experticia en la agitación y propaganda dando a conocer a la sociedad samaria los planteamientos de la Unión Patriótica – Partido Comunista Colombiano PCC con el Semanario Voz. Exigimos a las autoridades celeridad en las investigaciones a fin de conocer quién o quiénes están detrás de este doloroso insuceso, exigimos garantías del Estado para el ejercicio de la actividad política a la oposición", señala el documento. El compañero Yaco con 64 años de edad había sido dirigente de la juventud comunista JUCO desde su temprana vida, también fue destacada figura del PCC y UP, durante varios años se trasladó a Bogotá para desarrollar una importante actividad en defensa de los derechos humanos y de liderazgo civico. En Bogotá fue testigo presencial y directo en el asesinato del joven estudiante NICOLAS DAVID NEIRA el dia 1 de Mayo de 2005 en la Carrera Séptima, en la marcha del Primero de Mayo, dia Internacional de la clase trabajadora, de esos acontecimientos existen imágenes del auxilio brindado por Yaco al joven Nicolás Neira antes de morir a causa de la paliza y atropellos a manos de los esbirros del Esmad, 16 años después de larga investigación se da una condena contra el agente policial Néstor Julio Rodríguez Rúa por ese homicidio y algunos integrantes del Esmad se encuentran huyendo.